30 sept 2008

TORTILLA DE PATATAS A MI ESTILO

Ingredientes:

  • 4 patatas[1]
  • ½ cebolla
  • 4 huevos
  • aceite de oliva
  • sal
  • un poco de leche (dos cucharadas de leche)
  • ½ cucharadita de levadura royal
  • ½ calabacín
Preparación:
  1. Pela y corta las patatas en trocitos cuadrados, más o menos regulares y no muy gruesos.
  2. En una sartén que no sea muy grande, echa aceite de oliva, como dos vasos. Sala las patatas, y cuando el aceite esté caliente, no muy fuerte, écha las las patatas junto con la cebolla y deja que se frían; cuando estén doradas y tiernas, le puedes echar el calabacín pelado y a trocitos finitos (esto es opcional. Puedes no echárselo, sólo las patatas y la cebolla. El calabacín hace que la tortilla esté más suave). Incluso, para aquellas personas que no les gusta la cebolla, puedes echar el calabacín, y también sale más suave.
  3. Cuando esté todo frito, las sacas, y las escurres en un colador, o en un plato con papel absorbente.
  4. Bate los huevos con un poco de sal. En un vaso, disuelve la levadura en un poco de leche, lo mezclas bien y se lo echas a las patatas con los huevos. Mezcla todo. La levadura hace que la tortilla quede más esponjosa.
  5. Quita parte del aceite, deja sólo un fondo para cuajar la tortilla. Cuando el aceite esté caliente, echa la masa, mueve un poco para que se cuaje y no salga cruda, pero con cuidado para que no se pegue. La dejas que se haga a fuego suave, le das la vuelta con un plato o con una tapadera, varias veces, hasta que esté a tu gusto.
  6. La verdura, como el calabacín, no es muy popular entre la gente menuda, con lo cual, al añadírselo a la tortilla, conseguimos, si nos apetece, poner verdura en la alimentación diaria sin que se note mucho.
[1] La patata es un alimento rico en hidratos de carbono complejos (almidón) y otras sustancias nutritivas, de gran importancia en nuestra alimentación cotidiana. Los expertos en Nutrición recomiendan su consumo a diario; junto con verduras, ensaladas, legumbres, purés... como primer plato, o bien, como guarnición de los segundos, eso sí, no siempre fritas sino también al vapor, al horno o papillote, en forma de puré... menos grasas, calóricas y de mejor digestión.

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